jueves, 9 de octubre de 2008

Complicarse la vida

Bienvenida seas al mar. Una extensión de agua salada sin caminos ni senderos; sin verdades o mentiras. Tú te las apañes.

Parece que ya se te había olvidado que los peces no hablan; aquí eliges tú. Llevas un gran tiempo revoloteando entre arrecifes de coral, a tus anchas y a las suyas, burbujeando inocentemente. Tanto, que has dejado atrás tus miedos de cara al gran blanco, que de vez en cuando se pasea por tus lugares más frecuentados en busca de tu energía. Ahora dices haber despertado un curioso sentimiento que te incita a conocer el fondo abisal. Debes tener en cuenta que es un lugar para muchos, desconocido y que puede conllevar cierto riesgo rasgar las aguas hasta llegar a él y asentarte ahí.

¿Un arrecife de corales vivos, plagado de estelas de tus vaivenes en el agua, o una zona oscura y rara, desconocida, pero atractiva?

Nada hacia donde la corriente te lleve. Busca tu lugar, tu refugio y revolotea como has hecho siempre. No hay pez, cangrejo o poliqueto que te vaya a impedir menear tus aletas, sea cual sea tu destino. Ahora bien, surca el mar con esta idea: te vamos a echar de menos aquí, en el reino de los colores.

Si allí te quieren mejor, disfruta, pero sé que querrás volver a visitarnos.

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Estrellas que regalan su tiempo al Infinito