jueves, 25 de diciembre de 2008

Equi- ¿Qué?


Más pequeña que nunca. Su alma reducida a una milésima de quark. Sus ojos, la parte más infinitamente minúscula de algo infinitamente minúsculo. "Todo me queda demasiado grande"- suspiraba mientras nadaba. Te quieros a ambos lados de la cuerda que necesitaba para salvarse, la misma que se enredaba a cada instante en los arrecifes de ganas que quedaban bajo su abdomen. Aún más abajo, fragmentos de los naufragios cargados de desaliento y desolación. El equilibrio vociferando en silencio desde el otro mundo del océano, mas ausentándose las burbujas vivarachas y propias de dicha actuación. Las corrientes migraron, guardándolo todo en sus maletas corroídas, emociones incluídas. Pero algo se les olvidó: los resquicios de la degradada sonrisa de Mona Lisa. Éstos, cubiertos de plancton a más no poder, bailaban al son de los peces en el agua con actitud pícara. Ella había de tratar de alcanzarlos todos y recomponer perfectamente esa sonrisa pasajera y engañosa, antes de que sus reservas respiratorias menguaran hasta desaparecer. Sólo así conseguiría preservar su entereza, gozando de la energía suficiente para proseguir aleteando. ¿Llegará algún día al lugar cuyas tierras la difundían señales insonoras?

1 Comment:

ROSA ALIAGA said...

a veces las sonrisas son como esas pegatinas de espero que te guste o felicidades...sin embargo cuando desaparecen en ocasiones aparecen desparramadas todas las tristezas

Estrellas que regalan su tiempo al Infinito