miércoles, 17 de febrero de 2010

f2


Felizmente postrada en una cama que apesta a día a día, perdiendo el tiempo y la sonrisa con quehaceres absurdos, deja durmiendo a los folios; papeles impresos y escritos en los que había confiado su futuro, y que ahora se pasean de punta a punta de Madrid como el que se agacha a tocarse el dedo del pie, a la pata coja y vestido de conejo Duracell.

Con los brazos cruzados, a las 9 y media de la mañana cada día, se incorpora para ver un nuevo episodio de una comedia absurda, dándose cuenta de que esta programación, que es su vida, si la pusiesen a la hora de la siesta un sábado, los seres humanos empezarían a hibernar. Ya no sabe si parar sus relojes para carcajear infinitamente de la situación, o seguir sientiendo a la incertidumbre y la duda como motor inmóvil de su organismo.

El movimiento del calendario es tan monótono y falto sugerencias para el futuro, que para darle acción a los meses ha decidido aprender a jugar al Buscaminas. Este juego suple su necesidad de un casillero con multitud de casillas, en las que, mediante la lógica y la memoria, pueda ir haciendo click, hasta que, una vez empleado el esfuerzo pertinente para esquivar todos los obstáculos, consiga llegar a su objetivo de vida. Es más, no considera un problema verse obligada teclear f2 y volver a empezar de nuevo, siempre y cuando lo que le vaya a matar en el siguiente juego no sea la desinformación, y el juego eclipse de su sistema operativo.

Estrellas que regalan su tiempo al Infinito