domingo, 26 de octubre de 2008

A la espera

Me gusta el olor a tierra mojada, y mojarme bajo la lluvia como si no tuviese nada que perder. Adoro ver Sexo en Nueva York, recién llegada de algún sitio, con el pijama recientemente puesto y sentadita en mi sofá sola en casa. También me gusta tumbarme en la cama al final del día, a la vez que exclamo: "Ah, ¡qué a gusto!". Justo después de éso, me tapo con mi nórdico. Hasta las orejas, dejando un huequecito para la nariz, como siempre. Pero no me gusta ésto.

Odio tener que soportar la presión todos los días; o te dejas los cuernos, o no estudiarás lo que quieres. Parece una estupidez, pero es verdaderamente frust
rante, especialmente si eres alguien mediocre, con unas limitaciones preestablecidas y a una distancia media del suelo. Ahora bien, ésto no es lo único. Lucha contra las tempestades del día a día; siempre surge algo imprevisible que te desmorona los esquemas, haciendo que tengas que elevar tu esfuerzo a la máxima potencia para poder lidiar con todo medianamente bien. Por si fuese poco, todo se complica cuando te encuentras escalando un Everest.

"Lo primero es reconocerlo", dicen. Yo lo reconozco, sin que me tengan que decir nada. Se podría decir que he alcanzado la cúspide de mi "montañita". Pero...¿quién dijo que fuera fácil bajar? En términos reales, cuando asciendes demasiado, has de tener el mismo cuidado al descender que al subir, debido a la diferencia de presiones y a la inusual cantidad de oxígeno disponible en las zonas más altas. Ésto, llevado a mi caso, podría ocasionarme la permanencia en esa cumbre. Se puede considerar que no tengo experiencia, ni he sido instruída previamente en cómo descender de mi Everest. De manera que, si ignoro la manera de bajar, ¿cabría la posibilidad de que permaneciese allá en lo alto para el resto de mis días?

Puede que no sea ése exactamente el desenlace de mi aventura, suponiendo que lleguen los refuerzos que yo misma solicité, y de los cuales recibí una respuesta, aunque no la que esperaba precisamente. Pero hay algo soprendente en esta historia, y es que el mismo compañero de ruta, que desde el principio me dejó subir sin preocupación, parece ser el dueño de aquella silueta que veo aproximándose, ascendiendo por la ladera.

lunes, 20 de octubre de 2008

Ella en una canción

Ahora dicen que hay muchos más universos, infinitos como el nuestro.
Dime si no es para volverse loco...¿No te sientes más pequeño?
Dos espejos fente a frente crearán: diez mil caras que observar.
Puede que alguno de ellos sea el real... Lo tendré que investigar.
Que empiece el viaje ya.
Infinita ingenuidad; ilusión centesimal. Me creía tan capaz en mi cápsula de albal.
Mi torpeza fue total; de tan grande es demencial. No detecto una señal.
Nunca encontraré el lugar donde el fin me entienda. Me perdí mi universo.
No volveré a hacerlo más; no he encontrado respuestas.
¿Y si no regreso jamás y este ruido no cesa?
Mundos que van a estallar si mi vida está puesta.
Yo ya no puedo hacer más; este mal siempre resta.
Yo ya no puedo a hacer más.

L.O.L. - UNIVERSOS INFINITOS

jueves, 9 de octubre de 2008

Complicarse la vida

Bienvenida seas al mar. Una extensión de agua salada sin caminos ni senderos; sin verdades o mentiras. Tú te las apañes.

Parece que ya se te había olvidado que los peces no hablan; aquí eliges tú. Llevas un gran tiempo revoloteando entre arrecifes de coral, a tus anchas y a las suyas, burbujeando inocentemente. Tanto, que has dejado atrás tus miedos de cara al gran blanco, que de vez en cuando se pasea por tus lugares más frecuentados en busca de tu energía. Ahora dices haber despertado un curioso sentimiento que te incita a conocer el fondo abisal. Debes tener en cuenta que es un lugar para muchos, desconocido y que puede conllevar cierto riesgo rasgar las aguas hasta llegar a él y asentarte ahí.

¿Un arrecife de corales vivos, plagado de estelas de tus vaivenes en el agua, o una zona oscura y rara, desconocida, pero atractiva?

Nada hacia donde la corriente te lleve. Busca tu lugar, tu refugio y revolotea como has hecho siempre. No hay pez, cangrejo o poliqueto que te vaya a impedir menear tus aletas, sea cual sea tu destino. Ahora bien, surca el mar con esta idea: te vamos a echar de menos aquí, en el reino de los colores.

Si allí te quieren mejor, disfruta, pero sé que querrás volver a visitarnos.

domingo, 5 de octubre de 2008


Con un asterisco en la palma de mi mano y unos cuantos Universos infinitos he pasado mi fin de semana. Brutales Maga y Love of Lesbian. Brutal estrés e incertidumbre, también. Qué se le va a hacer.

En el mismo suelo; si tú te mueves, yo también me muevo.
Espero que lo leas.




Estrellas que regalan su tiempo al Infinito