Volvió a abrir la boca. Esta vez después de haber expuesto el contenido cifrado de su alma a un confesor que pintó bien desde el primer momento. Sus palabras desafiaron la gravedad escalando por su garganta, hasta rozar sus labios y disiparse en el aire. Era quizá lo más inteligente que había pronunciado en mucho tiempo. - Pero es que no sé vivir- dijo, y así lo oyó su confesor.
UNA VEZ
Hace 11 meses
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